Solo han sido cinco días. Una pequeña escapada. Después de dos años, de la pandemia y antes de todo. Lo suficiente para desconectar (término moderno para decír que quieres cambiar de aires) y continuar con la rutina de siempre pero con recuerdos nuevos.

Como ilusiona llenar las maletas!!! La mia pesaba tres toneladas o más, la de El Montes, un poco menos. Manga corta, larga; midi, largo, corto, ligero, abrigado ,cómodo, favorecedor; para la mañana, la tarde,la noche…
Vestidos, camisetas, chaquetas, pantalones, bañadores, deportivas, sandalias, zapatos, chanclas, bolso de colgar, de mano, anillos, pendientes…
Neceser extra grande con productos para el aseo, maquillaje, accesorios para el pelo; un par de sombreros, una gorra…vamos, lo normal.

PRIMERA PARADA: SALAMANCA.
Y con todo eso y más, pusimos rumbo a Salamanca, la tierra de mi abuelo materno. Nos recibió con nubes, tranquila, y en la noche…mágica. Después de comida, paseos y cena en su majestuosa plaza, la ciudad nos despide y tomamos rumbo a Portugal.

Pero antes de llegar a nuestro destino, una parada importante para mi. En el pueblo donde nació mi abuelo Abel, Galindo y Perahuy; desde aquí partió rumbo al Norte, ya como guardia civil junto a dos primos, también integrantes del Cuerpo. Parada breve para saludar a parientes lejanisímos que aún viven en el pueblo y regentan un hotel rural/museo- El Corralón de Perahuy- situado donde antes estaba la casa familiar y el corral de las ovejas y continuamos ruta a Portugal.
Nos dirigimos al Valle de Cambra, en el interior. Es una zona industrial y vitivinícola, y allí viven compañeros de trabajo del Montes. En el Hotel Quinta Progresso http://www.hotelquintaprogreso.com
me siento en casa, en sus jardines o junto a su piscina se respira paz y encuentro el descanso y la inspiración que necesito.

Situado en lo alto del Valle, las vistas son espectaculares y solo se escucha el sonido de la naturaleza y algún que otro gallo madrugador.
En una mezcla de turismo y visitas a viejos y buenos amigos, tenemos la agenda llena. Que si a comer con éste, a cenar con el otro; con los otros, otro día; encuentros que celebramos en torno a una mesa, no sé si en vez de volver en coche, volveremos a casa rodando.

Tenemos la suerte de contar con amigos que te acogen con los brazos abiertos, te abren sus casa y su corazón, y así es fácil quererles aún más y sentirles cerca aún cuando estén lejos la mayor parte del año. Hemos vuelto lleno de anécdotas, de carcajadas y de cariño.
Y al llegar a casa el Otoño se ha presentado en todas sus formas: temperaturas más bajas, algo de lluvia, días con menos luz…

Adiós a los vestidos ligeros, a los pies casi descalzos, a los baños en el mar ( se puede pero hay que atreverse), a las noches de terraza sin mirar el reloj…el tiempo no se detiene y retomamos el ritmo frenético de la rutina diaria. Aún quedan días de sol pero, inevitablemente el Otoño llega como cada año, desnudando los árboles y alfombrando los suelos con hojas secas de mil colores. Seguimos sumando vivencias, seguimos con la vida…
Aprende del árbol en Otoño: deja caer tus penas y reafirma tus proyectos en tu corazón.
Edgardo G. Aquino.