Tengo una sensación agridulce…no quiero, pero así es. Sin celebraciones ni conciertos ( salvo algunos que se han podido disfrutar sentados); sin fiestas religiosas ni populares;sin ferias ni carruseles;sin mercado medieval ni carrozas con confeti y serpentinas; sin cánticos ni procesion; sin caballitos de Ortega ni papeletas de la tómbola; sin concurso de tortillas ni de bolos; sin terrazas abarrotadas ni churros calentitos…
Sé que es lo correcto, no podia ser de otra manera, pero duele. Desde que tengo recuerdos no hay un verano en mi vida sin fiestas patronales, sin La Patrona de Torrelavega.
No es solo una calle llena de carruseles con música pegadiza y luces de colores, no. Es mucho más, es el sentir y la alegría de mi ciudad. Es el reencuentro con los que viven lejos. Es la visita obligada de las gentes de las comarcas cercanas. Es la ilusión por ese concierto de tu ídolo que nunca esperaste ver tan cerca. Es subirte a la noria, al barco vikingo o los coches de choque con nervios en la tripa.
Es el saludo a nuestra Patrona cuando sale de su templo y porta el bastón de mando que el Alcalde le cede por unos días.
Es escuchar las voces armoniosas que le cantan a sus hijos, hijos de la Virgen Grande. Es disfrutar de incansables noches de verbena con tu familia y amigos. Es contemplar el desfile de carrozas originales y multicolores con banda de música y grupos de danzas locales e internacionales.
Es comida en familia con todo lo que más te gusta y el mejor postre, hojaldre.
Son noches de auditorium con música popular y el mejor folclore. Todo eso y mucho más es nuestra fiesta más grande, la que se celebra cada 15 de Agosto en Torrelavega.
En éste año tan duro que estamos viviendo y que parece no terminar nunca, las fiestas patronales pasan a un segundo plano, aunque eso suponga pérdidas económicas muy importantes para pueblos y ciudades. Pero la salud y el bien común priman ahora y no hay otro modo para tratar de frenar esta pandemia. Y aunque mi cabeza me dice que tiene que ser así, me produce una inmensa tristeza no poder difrutar de eso que me hace felíz desde mi infancia y me trae recuerdos imborrables de la niñez.
Porque es en la infancia y la juventud donde se atesoran los recuerdos más queridos, y en la madurez, donde valoras todo lo vivido y disfrutado.
Los últimos seis años han sido especiales para mi, desde que nacieron mis nietos, he vuelto a vivir las fiestas con la ilusión y el entusiasmo que solo los niños poseen. Éste año no podrá ser pero guardaremos la ilusión intacta para el año siguiente …y volveremos a vivir la fiesta y a esperar que nuestra Patrona recorra las calles de la ciudad para gritarle :
Viva La Patrona !!!!
Viva Torrelavega!!!! Viva la Virgen Grande !!!
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