…y en un suspiro se ha presentado el verano, no en fecha pero si en temperatura.
Un verano diferente, no peor, pero nunca igual a otros que hayamos vivido. Porque después del confinamiento en nuestros hogares y de días interminables sin salír, hemos pasado a otro formato : fases de desescalada con restricciones concretas pero arañando pequeños logros.
Y hemos salido a la calle. Con mascarilla en el rostro y prudencia en los bolsillos llenamos las terrazas, las avenidas y las playas, deseosos de recuperar el tiempo y la libertad que nos parecen perdidos, aunque nunca lo hayan sido del todo.
Tiempo es algo de lo que andábamos escasos y se instalo en nuestro regazo de golpe y sin avisar.
Libertad es algo a lo que tenemos derecho, pero con una linea muy frágil entre lo personal y lo colectivo.
Y entre bizcochos caseros, tablas de gimnasia y noticias inquietantes hemos acabado el invierno, atravesado la primavera y puesto un pie en el verano...en un verano atípico y algo extraño que nos ilusiona e inquieta a partes iguales.
Provistos de mascarilla, gel desinfectante y sentido común hemos de intentar que la situación de cada uno ( erte, desempleo, enfermedad ) no nos supere ni nos impida seguír con nuestra vida, aunque sea fácil de decir y difícil de cumplir.
He de admitír que en fases anteriores ( ya he perdido la cuenta de las que llevamos ) he salido poco y con algo de miedo, pero ya no.
Vencer al virus no debe ser solo una frase, sino una actitud y una consigna, lo vamos a conseguír, estoy segura.
Porque no podemos dejar que ningún virus de porquería nos robe la ilusión de vivír, de trabajar, de bailar, de reír… de seguír disfrutando de lo que sea que nos haga felices cada mañana al levantarnos.
Retomaremos nuestros hábitos con todas las medidas de seguridad necesarias pero sin renunciar a lo que es más importante para nosotr@s.
Y tú, que vas a hacer éste verano?